23 de diciembre de 2015

La Navidad

¿Sabes lo que significa la palabra Navidad? Viene de los neo griegos y significa "Nuevo Sol".
¿No es maravilloso ser conscientes de este momento en el que estamos iluminando nuestros hogares y las ciudades con mil luces? Es un tiempo precioso donde en el comienzo del invierno, deseamos renovar nuestra llama interior.
En cuanto a mí, más allá del profundo significado que tiene este "Nuevo Sol" en esta época del año, no puedo dejar de pensar en las piedras.
No necesariamente en los cristales relucientes que se abren a nuestra mirada, bien pulidos y hermosos,
sino especialmente en aquellas piedras simples, las que se encuentran en los bordes de las carreteras, en los lechos de los arroyos o incluso, en un rincón de nuestro jardín.
¿Por qué? Porque ellas me recuerdan a nosotros... Sí, ellas que parecen no tener nada en especial y sin embargo, todas ellas tienen un secreto que revelar. ¡Esperan al Sol!
Cuando era un niño, a menudo rompía las piedras con el martillo de mi padre y hoy, cuando camino por las montañas, no puedo dejar de recoger algunas de esas piedras.
Cada vez que una piedra se rompe y se abre, hay algo que me asombra. Entonces, me doy cuenta de que, por primera vez en miles de millones de años, el corazón de la piedra, la que se acaba de abrir en mis manos, conoce la luz del sol.
En una fracción de segundos, me convertí en el Instrumento de la Vida, en el iniciador de un pequeño trozo del mundo mineral.
Las contemplo, sus cristales microscópicos parpadean y me parece mágico ser el primero en poder entrar en el centro de su cuerpo, en un mundo que estuvo inactivo. Me estimula el empujar una oscura trama que el Infinito estaba esperando y ahora... el Sol puede penetrar.
Así que, en esos momentos, veo que somos todos iguales que esos trozos de rocas, nosotros los humanos, a veces brillantes, a veces atrapados en el tiempo hasta que, la Vida hace estallar nuestra corteza y pone nuestras resistencias al descubierto, mostrando la profundidad de nuestro ser.
Cada vez lo veo más claramente que, cuando se nos pone a veces sin piedad, entre el yunque y el martillo, realmente no tiene otro propósito que el de traernos los rayos de un nuevo sol, es decir, el inicio de una nueva visión de nosotros mismos y de nuestros horizontes.
Por lo tanto, las pequeñas piedras sin forma, guijarros o geodas misteriosas, todos estamos a la espera de la transformación que hará que, nuestro corazón, palpite diferente...
¿Una verdadera Navidad para nuestras almas? Sí, yo creo que sí y espero sinceramente que así sea.
El único problema será, ¿Cuántos golpes de martillo necesitaremos?
Daniel Meurois
Traducción: Semillas Solares

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